El que se ríe se lleva…

El trato de la afición chilena para Chivas previo y durante el encuentro que sostuvieron ante Everton puede tacharse hasta de racismo dado que al ser insultados mientras caminaban por un centro comercial y recibir burlas por la situación de la influenza humana en México, los jugadores no hicieron más que aguantarse las ganas de responder esperando el momento del encuentro.

En la tribuna las burlas continuaron y la imagen del tapabocas era algo muy común, junto con las sonrisas de cada hincha chileno, sin embargo, ya en el terreno de juego Chivas crecido como el toro con castigo se creció y sacó el empate con tremenda definición de derecha de Javier Hernández.

Las risas en las tribunas cesaron y en el terreno de juego era hora de la venganza, tras ser insultado por los rivales, Héctor Reynoso “aguantó vara” y al llegar el momento tuvo un incidente con Sebastián Penco, en lugar de platicarlo, esto fue lo que mencionó el diario El Comercio de Perú:

”En plena psicosis por la gripe porcina, el defensor azteca de Chivas lanzó escupitajo a un rival durante partido de la Copa Libertadores”.

”Reynoso se tapó un orificio de la nariz, en un gesto típico de los futbolistas cuando se suenan. Luego repitió el movimiento con el otro orificio nasal. No contento con eso, infló sus mejillas acumulando la saliva necesaria para escupirlo”, cita el diario, y agrega:

”Un escupitajo en un partido no tiene nada de extraño a estas alturas, pero se trata del escupitajo, la mucosidad nasal y el aliento de un futbolista mexicano, que proviene del foco mismo donde se detectó la fiebre porcina”.

Para empezar, como que ya no es lo mismo recibir bromas que hacerlas… Eso me quedó más que claro, pero, el que se ríe se lleva.

Los peruanos y chilenos dan por un hecho que ser mexicano es sinónimo de padecer influenza, lo cual les da derecho a tratarnos como “apestados” o “leprosos”, que yo sepa, discriminar es racismo.

Y pues ya con la ofensa encima, con las burlas, y a sabiendas del estigma que se carga el mexicano, Reynoso jugó un poco con ese colmillo largo y retorcido que tiene para intimidar a su rival, y vaya que le funcionó.

Ahora solo falta que la Conmebol quiera sancionar al mexicano, eso sería una muestra más de las muchas que ya tenemos que no somos bien vistos en la Copa Libertadores, somos el invitado incómodo que llega a la fiesta ajena a bailar con la más guapa del lugar y aparte le arrebatamos la cheve a los más picudos.

No justifico ni respaldo las acciones de Reynoso, pero el que se ríe se lleva… ¿Dónde quedó la risita?…



Por: Isidro Avila
www.extracancha.blogspot.com
Imágenes: www.mexsport.com.mx y www.elcomercio.com.pe